martes, 20 de octubre de 2009

Sucio bastardo.


Quiero gritar, gritarte, reivindicar todo lo que me has hecho o lo que me has hecho hacerme. Quiero ahogarme en tu silencio, oyendo tan solo la efímera melodía de mi fracaso, y sin necesidad de saber más, poder alzar la mirada hacia mi espejo y contemplar mi ingenuidad.
Quiero encontrarte, y quiero no encontrarte. Estoy cabreada, me siento utilizada, hundida, perdida, y con la certeza de que no serás tú quién me rescatará de la nada, aún guardo la esperanza anhelando la salvación de mi esperado príncipe, maldito príncipe, sucio príncipe hundido en lo más profundo del lodo.
Quiero perderme, perder tus labios del alcance de mi vista, evadirme de la inútil satisfacción de un sexo vacío, artificial, salvaje. Cree cuando digo que he intentado no sentir, no sentirte, huir de tu pervertida lengua viperina, huir de tus manos, acariciando mi piel, de tu boca, recorriendo mi torso, y repasando la forma de mis pechos.
He intentado salir de tu pervertido mundo, y todo lo que él conlleva, ¿por qué no lo logro? Quizás es el momento de bailar al son de los sentimientos rotos, o de las ilusiones acabadas, quizás sea el momento de renunciar al cielo, o quizás al infierno, de renunciar a ti.
Siento la necesidad de odiar, de odiarte…quiero cohibir mis pensamientos, mis recuerdos, hasta tal punto que ni siquiera pueda darme cuenta de que existen. Quiero mirarte, que me mires y sin rodeos, tener las agallas y la hipocresía de poder decirte: sucio bastardo, y pensar que una vez difuminé mi mirada, desnudé mi cuerpo y mi alma, y me entregué a la imagen distorsionada de mi aclamado príncipe, qué ciega estuve.

sábado, 22 de agosto de 2009

-PUM, PUM, PUM, PUM-


-PUM, PUM, PUM, PUM- Latía el corazón de Clara, solo con oír su respiración cuándo él pasaba enfrente de ella, se aceleraba, su pulso, comenzaba a ir a mil por hora, y en su interior, sentía como si algo muriera en lo más profundo de su ser.

-¡Clara! ¿Estás bien?- Preguntó Dan -ÉL- apareciendo tras ella.

-¿Eh?...no, nada, estoy perfectamente.

Ella pensaba cómo había podido llegar hasta esta situación, es una locura, el es nada más y nada menos que... ¡Su mejor amigo!

-Últimamente te veo como...distante, ¿No?- Le decía mientras pasaba su brazo sobre el hombro de Clara.

-No, qué va, solo me siento algo mareada -PUM, PUM, PUM, PUM- Latía su corazón mientras su aliento se desgastaba, en ese justo momento un espasmo recorrió todo su cuerpo.

-Vaya... ¿Estas cogiendo un resfriado? no tienes buena cara...

-No, no, no te preocupes, es el verano, que me deja algo aturdida.

-¿Qué harás hoy?

-¿Hoy?, hoy, pues, pues...quizás...puede que...la verdad...no, no se que voy a hacer- Contestó en tono muy nervioso- Y... ¿y tú?

-No lo sé, quedaré con Amanda, iremos a tomar algo, hoy hacemos dos meses.

-Oh, genial -Clara piensa- ¡Maldita guarra sin escrúpulos y con síntomas de sífilis!-

Sí, Amanda era su novia, ese espécimen que aparece en la vida de toda chica, la novia de su enamorado.

-Clara tengo que pedirte un favor muy importante.

-Bien...dime.

-Verás, te necesito.

-Oh...ehm...- El rostro de Clara se sonrojó.

-Bueno...como ya he dicho hoy hago dos meses con Amanda, y necesito que me ayudes a elegir su regalo, ya sabes, eso...a ti se te da bien, sabes mucho de chicas y más o menos sabes qué le gusta a Amanda.

-Tu eres su novio, deberías saberlo mejor que yo, solo he hablado con ella un par de veces- Dijo intentando disimular su increíble enfado.

-Venga Clara, por favor, a mi me falla la intuición femenina, además, tu eres mi mejor amiga, ¿Quién más perfecta que tú para ayudarme?

Esas palabras conmovieron en cierto modo a Clara.

-Bueno, bueno, sí, está bien, te ayudaré.

-¡Gracias! Eres la mejor, ¡Te quiero mucho!- Dijo mientras la abrazaba y le daba un cálido beso en la mejilla.

Clara se paralizó y se apartó de él de raíz.

-Ehm... ¡Sí!, De nada- Dijo con una hipócrita sonrisa.

Tras una agotadora mañana tragando cada 20 minutos lo maravillosa que era Amanda -esa mala puta- y lo bien que les iba, al fin la cita llegó a su final.

-Bueno, Clara, de verdad, muchísimas gracias, de verdad, esto le encantará.

-Sí...de nada.

-Te llamaré mañana, ¿Vale?

-De acuerdo, adiós.

Dan la abrazó, Clara se apartó tan rápido como pudo.

-Sí, adiós- le dijo Clara, mientras Dan se alejaba con cara de confusión por la reacción de Clara.

La paciencia de Clara llegaba al límite, al llegar a su cuarto realizaba el ritual de todos los días, cogía su almohada, la pegaba en la pared, y le propinaba unos quince o veinte puñetazos con todas sus fuerzas pero eso ya no saciaba su ansiedad, necesitaba más, retiró la almohada de la pared y se dispuso a golpear a la misma. Entonces sonó su móvil.

-¿Diga?- respondió aún con la voz temblorosa.

-Clara, soy Dan, necesito verte. Me ha dejado.

-¿Cómo? Te veo aquí abajo en 10 minutos.

-Vale.

Al cabo de diez minutos.

-¿Cómo ha sido eso? ¿Te dejó cuándo le diste el regalo? ¿No le gustó?

-Ni siquiera se lo di, me dejo antes de que pudiera hacerlo, dijo que ha sido muy bonito, pero que se acabó la magia.

-Vaya…qué original.

-Pues mira, será que no tengo una gran lista de candidatas para sustituirla cuanto antes.

-¿Por qué tienes la necesidad de estar con alguien?

-No lo se, necesito sentir que alguien me quiere, que me desea, ya sabes, sin eso me siento…vacío.

-Pero…

-Se que estáis vosotros, pero esa es solo una mitad de mi corazón, la otra mitad, se queda vacía, me siento infeliz.

El corazón de Clara volvió a latir con fuerza -PUM, PUM, PUM, PUM- Era el momento.

-Tienes la felicidad tan cerca, Dan, que ni siquiera puedes verla.

-¿Sí? Pues dime qué es.

-Puede que sin que tú seas capaz de verlo, haya alguien que se pueda morir por estar contigo, que te quiera de verdad y le duela verte sufrir como si fuera ella misma, lo supe todo este tiempo, y nunca tuve la oportunidad de decírtelo.

-Y, ¿Quién es?

-… ¿Estás de broma?

-No, dímelo.

-Vamos a ver, Dan, piensa un poco.

-Ah…tu amiga Sara, he notado como me mira, pero no se, no me convence, ¿Tanto le gusto?

-¡Dan joder!, ¿¡Estás ciego!? Soy yo, ¡estoy enamorada de ti!, ¿Es que no lo ves? ¡¿No lo ves?!

-No…bueno…yo, no, yo…vaya…

-Pues…ya lo sabes.

-Clara…

-No digas nadas, lo se, yo, lo siento pero… -Antes de que Clara pudiera darse cuenta los labios de Dan rozaban los suyos, fundiéndose en solo una persona, la química se palpaba en el ambiente, y en ese momento nadie más existía.

-¿Por qué no lo dijiste antes?- Preguntó él.

-Supongo que por miedo a perderte.

-Lo único que hemos perdido es el tiempo. Te quiero.

-Es como…si…no puedo creerlo.

-Mira, ahora tengo que irme a entrenamiento, pero, luego te llamo ¿Vale?

-Vale, te quiero.

Dan se iba, en el interior de Clara, una comparsa de fuegos artificiales explotaba, tan increíble, tan fantástico, se dispuso a sacar las llaves de su casa, cuando un fuerte golpe se oyó a sus espaldas.

Clara se dio la vuelta no, no puede ser, no es posible, estoy soñando- pensóPUM, PUM, PUM, PUM- su corazón volvía a latir a mil por hora, y esta vez no era nada bueno.

Mario, 38 años, no hacía más de un año que se había divorciado y unos meses atrás que sufría problemas con el alcohol, salió tan rápido disparado por la ventana de su coche al no parar en el paso de peatones como un cohete, y unos metro atrás, allí estaba, Dan, en el suelo, tan malherido que apenas parecía ser él. Clara, salió en seguida a su búsqueda.

-Dan, no...

-Clara…-dijo entre toses- Te quiero, gracias por hacer los últimos 10 minutos de mi vida lo más felices que he tenido, gracias por ser valiente, más de lo que y he sido.

Cuando cerró sus ojos, y se sumergió en un más que de un profundo sueño del que no despertaría.

A Clara le fallaros todas las articulaciones de su cuerpo y calló frente al cuerpo sin vida de la única persona a la que había querido, se envolvió en un grito ahogado que consumió todas sus energías para seguir viviendo mientras observaba su rostro demacrado y sangriento que el golpe le había proporcionado. Cerró sus ojos. Horas más tarde despertó en el hospital, la tensión de los nervios provocó que se desmayara. Dan había muerto.

-PUM, PUM, PUM, PUM- y por última ves en su vida, su corazón volvió a latir con tanta fuerza como Dan le provocó en su último adiós.

martes, 11 de agosto de 2009

Querida vida.

Querida vida.
Me sentía en la obligación de agradecerte por última vez las numerosas oportunidades que me brindaste para poder seguir adelante, las miles de señales que me enviabas para despertar por la mañana una vez más, pero sintiéndolo en lo más profundo de mi ser, me veo en la obligación de despedirme de ti.
-Oh, vida, ¿por qué me creaste cobarde como un cervatillo? No espero que respondas a mis miles preguntas, ya no espero nada de t
i…
Me has creado como un espejismo que nace de la muchedumbre cuya única misión se basa en hacer daño y molestar a todo lo que le rodea, o al menos, así ha sido siempre.
¿Por qué lo hiciste?...en cualquier caso, ambos supimos desde el principio que este juego que te traías entre manos era como una ruleta rusa, solo uno podría sobrevivir.
Miro atrás y no veo tanto dolor como ahora, el tiempo me abruma y me maltrata como un depredador ataca a su presa, el cielo se derrumba ante mis ojos y solo siento…bueno, lo rectifico, simplemente, no siento nada, y no hay peor dolor que no poder sentir lo que pasa a mi alrededor…y en mi interior.

Querida vida, me has ganado esta partida, como tantas otras a lo largo de tu existencia, pero antes de desaparecer del todo, solo dime algo, ¿Realmente me quisiste alguna vez y lo que me llevó a esta situación fue un disparo del destino? ¿O desde el principio me escribiste en tu lista de víctimas?
No espero ahora tu respuesta, pero espero recibirla tan pronto como sea posible.
Querida vida, cuando leas esto, significará que estaré muerto, sin embargo, gracias por haberme enseñado a vivir este corto tiempo tan bien como ahora me enseñas a morir.
Con amor.

Bryan.

sábado, 1 de agosto de 2009

Sírveme una de realidad, por favor.


-Realidad, maldita dosis del infierno que te hace caer cuan hoja en el otoño.
-¿Qué esperabas? La vida no es más que un pequeño fragmento del resto de episodios que experimentamos en nuestra existencia psíquica.-Contestó el en tono de superioridad.
-Solo pretendía que las cosas sucedieran como espero por una vez en mi vida.
-¿Pretendes conseguir retos imposibles como este?-preguntó Tom en tono sarcástico y entre risas- me parece tan absurdo como intentar la reconciliación entre Irak y los Estados Unidos.
-No esperaba conseguirlo…quizás…algún día esa idea tan absurda pasó por mi cabeza…o quizás solo fue un sueño, cada cuál puede fantasear con lo que le convenga…
-Mira, Amy, la mayoría de la gente ha pasado por lo que estás experimentado, pero abre los ojos, es la realidad, busca la felicidad en otro lugar, este no es para ti.
Un exasperante silencio se hizo, mientras Amy mordía sus uñas intentado comprender lo que pasaba por su mente, cada sentimiento, casa pensamiento, y Tom podía ver en su mirada su incertidumbre y sus ansias de gritar a los cuatro vientos todos sus miedos e inquietudes.
-Tom, no nos hemos conocido por nada, cada persona, por insignificante que pueda ser, tiene una función en la vida de la otra persona, yo te he encontrado por algo, se que no es una chiquillada producto de un sentimiento neutro y efímero que surgió de mi infantil imaginación.-Dijo Amy con las lágrimas brotando de sus ojos.
Tom comenzó a reír.

-Es irónico, ¿Una niñata intenta darle lecciones de vida a un hombre hecho y derecho?
-No son lecciones de vida, es una manera de expresar lo que yo creía que era amor, ahora…la realidad actúa por sí misma y desemboca en una incesante cadena de desengaño…
-No te cansas de hacerte la víctima.-Dijo Tom sin la más mínima muestra de sensibilidad.
-En realidad…no creo que esa sea la expresión más adecuada, ver lo que realmente nos depara el futuro es duro, y puedo palpar con la punta de mis dedos que abandonar esta idiotez es lo correcto…pero no puedo, perdóname si sigo persistiendo en el mismo tema.
-Mira, sigue tu vida como creas conveniente, pero hazlo porque tu lo sientes así, no por el simple despecho del rechazo.
-Tom, no es despecho lo que siento, es valor, es indiferencia a la verdad, no tengo miedo a caer quinientas veces antes de ver que mis actos son inútiles.-Contestó Amy crujiendo sus dedos y mirando al suelo, por miedo que al mirar a Tom a los ojos, pudiera convertirse en piedra.
-No tener miedo no está mal, pero te recomiendo usar algunos protectores para la caída.-Dijo Tom entre bastantes risas.
-No voy a mostrar ni la más mínima señal de afecto hacia ti, no voy a creer lo imposible, pero si voy a luchar por mi causa, puedes seguir cortándome las alas, pero también puedo añadir que mi espíritu es tan imparable como mi perseverancia, al contrario que tu poca fe hacia lo que podría deparar el futuro, no te preocupes, no puedo decir que llegaré a mi destino, ni siquiera que pueda al menos acercarme a él, pero no voy a permitir arrastrarme por la cobardía y rendirme a la mínima señal de debilidad, soy mejor que todo eso.
-Tú misma, la realidad mostrará su verdadera cara, tarde o temprano.
Cada uno se dio media vuelta, los dos siguieron sus caminos correspondientes, pero quizás, algún día esos caminos podrían juntarse, y, ¿Por qué no? Tener algo más en común que un cruce del sendero que lleva a su destino final, el destino siempre sirve, como buen camarero de futuro, su dosis de lo que desde un principio pedimos e imploramos sin cesar.

martes, 9 de junio de 2009

Desesperadas que se creen cualquier cosa.

Sara, 16 años, habita en una residencia de estudiantes en Nueva York, no hacía más de una semana que conoció a Bryan, simpático, popular, increíblemente guapo…todo lo que se espera de un futuro novio. Sábado por la noche, 12 p.m., suena el teléfono de Sara.

- ¿Diga?

- Hola muñeca, soy Bryan.

- Vaya…no esperaba tu llamada…

- Bueno, en realidad, mientras estaba en el bar con mis colegas no paraba de pensar en ti, no veía el momento de volver a casa y llamarte.

- Eso me sorprende, tenía entendido que eras bastante mujeriego y bastante mentiroso con las chicas.- Dijo Sara en tono de enfado.

- Puedo asegurarte que si te digo que contigo todo es totalmente diferente es completamente cierto, nena, ¿Qué te parece si paso mañana a recogerte sobre las 7 de la tarde, damos una vuelta y luego tomamos algo en mi apartamento?

- Está bien, te creo, a esa hora te espero abajo, cielo.

Sara estuvo más que advertida por sus amiga de que ese chico sólo busca sexo e incluso Sara lo había visto con sus propios ojos en varias ocasiones, y en efecto, unos minutos después de que Bryan colgara a Sara, llamó a Hanna, una chica que conoció en par de noches antes, para decirle exactamente el mismo argumento, con diferentes palabras.

A 16 manzanas, en una de las mejores fincas de Nueva York, residía Julia, 32 años, casada desde los 26 con el importante magnate de las finanzas Dante Washdom, hacía semanas que Dante pasaba noches sin ir a su casa ‘’en cenas de negocios’’ y aparecía de uvas a peras por casa, Julia, perdidamente enamorada de él nunca se lo reprochó, un martes por la tarde cualquiera, Dante se marchó de su casa a las 11 a.m., él sale de trabajar a las 4 p.m., pero dos horas después aún no había vuelto, y hora y medía después Julia oyó el cerrojo de la puerta.

- ¿Dante? ¿Eres tú?

- Sí, cariño.

- ¿Dónde diablos has estado tanto tiempo? ¿Y por qué hueles a colonia de mujer?

- He pasado por el centro comercial, las mujeres de la sección de perfumería te violan para que pruebes su esencia.- Dijo Dante entre risas.

Probablemente, Julia podía leer en sus ojos que Dante mentía y en lo más profundo de su ser sabía que estaba teniendo una aventura, o varias, pero por cualquier razón, se negaba a hacerse a la idea.

¿Qué nos está pasando a muchas mujeres? Nos creamos nuestro propio ecosistema de mentiras para negarnos a creer la dura realidad, o quizás nuestra ingenuidad está subiendo como la espuma, ¿Qué tiene el amor que no nos deja ver las cosas con claridad?



viernes, 27 de febrero de 2009

Escape.

Lisa espera sentada en una plataforma situada en una esquina de la 5th con Broadway, contempla a la muchedumbre pasar, observa sus estresadas caras y sus neuróticos gestos propios de cualquier habitante de Nueva York. Contempla el mundo desde fuera e imagina la vida de las personas que pasan caminando al compás de el sonido de los automóviles, las obras, las voces…es como si sus pies se movieran de manera automática en función que estos sonidos aumentaban o disminuían su intensidad, o ésta era la impresión que le daba a Lisa. Y así podía pasar horas, quizás no fuera esa la manera más inteligente de dejar pasar el tiempo, pero era una de las pocas formas que podían hacerle alejarse de sus sentimientos muertos. Le gustaba imaginar los desengaños amorosos de algún corredor de bolsa de Wall Street que pasaba ante sus ojos, o las indiscretas y secretas aficiones de alguna importante mujer cuyo apartamento se situaba en Park Avenue, e inconscientemente, una sonrisa se dibujaba en la cara de Lisa, suponía que imaginar la vida de otras personas le hacía olvidar su propia vida y con ella, sus lamentos.

Aunque realmente, no es muy difícil averiguar si la expresión facial de sus caras transmite felicidad o no, es lo que tienes Nueva York, es una ciudad natural, nada hipócrita, la tristeza o la felicidad de las personas se puede oler a kilómetros. Nueva York no es una ciudad cínica en la que todos los habitantes tienen una forzada sonrisa en su rostro, las personas transmiten su dolor en sus rasgos, se puede sentir.

Antes de que pudiera darse cuenta, un hombre de unos cincuenta y tantos años se había sentado a su lado.

-¿Qué hace una chica como tú tan sola en medio de la calle?

La timidez de Lisa, le impedía mirar a los ojos a ese señor, pero su voz le inspiraba una confianza excepcional.

-Sólo observo a la gente pasar.- contestó con una efímera sonrisa.

-Debes de sentirte muy sola para quedarte aquí sentada esperando a que la vida acuda a ti.

-Creo que no consigo entender a qué se refiere…

-Puedo leer el miedo y la inseguridad en tus ojos, puedo rozar tu cobardía con la yema de mis dedos. Yo antes era como tú, no salía al mundo, me ocultaba entre mis dudas y mis pensamientos. Hasta que realmente me enamoré, encontré una razón por la que enfrentarme a mis temores y me desnudé ante el mundo dejando atrás todos mis miedos, ya te enamorarás, correspondido o no, podrás enfrentarte al mundo y a ti misma.

-Señor, tengo amigos, tengo salud y tengo familia, ¿si no estuviera sufriendo por amor, cree que preferiría pasar un sábado por la tarde sola en medio de la calle inventando mis suposiciones de vida?

lunes, 23 de febrero de 2009

Hagase la luz.


La tarde se contempla calmada y muy fría, mis pies caminan sin rumbo hasta el lugar donde pueda encontrarme con mi raciocinio, nada puede detener mis pensamientos, pensamientos prohibidos, imaginar cosas que no debería ni plantearme, mis piernas empiezan a fallar, sufro temporalmente una especie de parálisis cerebral, mi aliento se hiela y se desgasta, y es entonces cuando caigo en la cuenta de que eso no son más que los preeliminares antes de que vuelvas a mi mente.

El horizonte parece tan muerto…la desesperación me envuelve en tu recuerdo, repaso cada minuto de nuestro último adiós, una mirada fría en medio de la noche, palabras vacías que surgían en el eco de mi mente, todo tan artificial, tan forzado…como si la ley denegara nuestro derecho a estar juntos, pasan los días, las semanas y aún me atosiga el por qué de que las cosas sucedieran así, veo las cuatro paredes que me protegen derrumbarse, pero no te alarmes, pequeño, prometo que las reconstruiré.

Ya lo estoy viendo, una tenue luz se vislumbra al final del túnel, lo veo, lo siento, veo mis esperanzas salir a flote al tiempo que mis temores se hunden en lo más profundo de mi ser, y me siento más fuerte que nunca, tras un doloroso periodo de llantos y torturas, he creado mi propio campo de fuerza en tu contra, te has desvanecido, ya solo recuerdo unos profundos ojos grisáceos que no dicen nada y un efímero sentimiento, que poco a poco se difumina aún más.