martes, 9 de junio de 2009

Desesperadas que se creen cualquier cosa.

Sara, 16 años, habita en una residencia de estudiantes en Nueva York, no hacía más de una semana que conoció a Bryan, simpático, popular, increíblemente guapo…todo lo que se espera de un futuro novio. Sábado por la noche, 12 p.m., suena el teléfono de Sara.

- ¿Diga?

- Hola muñeca, soy Bryan.

- Vaya…no esperaba tu llamada…

- Bueno, en realidad, mientras estaba en el bar con mis colegas no paraba de pensar en ti, no veía el momento de volver a casa y llamarte.

- Eso me sorprende, tenía entendido que eras bastante mujeriego y bastante mentiroso con las chicas.- Dijo Sara en tono de enfado.

- Puedo asegurarte que si te digo que contigo todo es totalmente diferente es completamente cierto, nena, ¿Qué te parece si paso mañana a recogerte sobre las 7 de la tarde, damos una vuelta y luego tomamos algo en mi apartamento?

- Está bien, te creo, a esa hora te espero abajo, cielo.

Sara estuvo más que advertida por sus amiga de que ese chico sólo busca sexo e incluso Sara lo había visto con sus propios ojos en varias ocasiones, y en efecto, unos minutos después de que Bryan colgara a Sara, llamó a Hanna, una chica que conoció en par de noches antes, para decirle exactamente el mismo argumento, con diferentes palabras.

A 16 manzanas, en una de las mejores fincas de Nueva York, residía Julia, 32 años, casada desde los 26 con el importante magnate de las finanzas Dante Washdom, hacía semanas que Dante pasaba noches sin ir a su casa ‘’en cenas de negocios’’ y aparecía de uvas a peras por casa, Julia, perdidamente enamorada de él nunca se lo reprochó, un martes por la tarde cualquiera, Dante se marchó de su casa a las 11 a.m., él sale de trabajar a las 4 p.m., pero dos horas después aún no había vuelto, y hora y medía después Julia oyó el cerrojo de la puerta.

- ¿Dante? ¿Eres tú?

- Sí, cariño.

- ¿Dónde diablos has estado tanto tiempo? ¿Y por qué hueles a colonia de mujer?

- He pasado por el centro comercial, las mujeres de la sección de perfumería te violan para que pruebes su esencia.- Dijo Dante entre risas.

Probablemente, Julia podía leer en sus ojos que Dante mentía y en lo más profundo de su ser sabía que estaba teniendo una aventura, o varias, pero por cualquier razón, se negaba a hacerse a la idea.

¿Qué nos está pasando a muchas mujeres? Nos creamos nuestro propio ecosistema de mentiras para negarnos a creer la dura realidad, o quizás nuestra ingenuidad está subiendo como la espuma, ¿Qué tiene el amor que no nos deja ver las cosas con claridad?



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