sábado, 24 de enero de 2009

Smith.

Smith. Para cualquier persona, otro chico más, para mi es…el chico. Todas las personas se topan con esa situación en algún momento de su vida, algunas veces es correspondido, otras no lo es, pero siempre hay un gran amor, esa persona que te cambia, que hace que tus sentimiento se desborden y nunca vuelvas a ser la misma, en mi vida, ese es Smith.
Desde el primer momento que le vi supe que no iba a ser una persona más que aparece en mi vida y luego se va, supe que esa sensación tan peculiar que me hizo experimentar desde la primera vez que descubrí su existencia debía significar algo, ahora se que sólo ha significado 5 meses de inseguridad y mal estar sentimental, pero aún así, le necesito para respirar, le necesito en mi vida para mantenerme cuerda.
Algunas veces le doy gracias al destino por haberle conocido, otras veces maldigo el día que le conocí, y otras simplemente temo no conocer a nadie como él.
Miedo, ya solo puedo sentir eso, sin poder evitar que me abrume la duda de ¿Y si nunca llego a amar a nadie tanto como le amo a él? ¿Y si esta sensación de impotencia y debilidad respecto a él se convierte en una rutina?
Y aún doy gracias al cielo porque le he conocido, aún sonrío por el simple hecho de que Smith me mire y me dedique una tímida sonrisa.
Y lo peor, es que el hecho de saber que el aprecia muchísimo mi amistad, no me ayuda a seguir a delante. Ojala tuviera motivos para odiarle, ojala tuviera motivos para apartarlo de mi vida y olvidar su existencia, olvidar cada segundo a su lado, cada palabra que brotaba de su boca, porque realmente ya tuve la oportunidad una vez de que Smith estuviera a mi lado, y cuando todo se vino abajo pude darme cuenta de que realmente, junto a él, fui feliz 5 minutos, el resto de el tiempo se nublaba con miedo e inseguridad.

Quizás sea sólo una etapa de mi vida y todo pase por una razón, pero, encontrando una razón, no desaparecerá el dolor.
Sigo agradeciendo el hecho de que me deje falsas esperanzas en el aire y dejar mi imaginación fluir manteniendo la ilusión de que algún día él volverá a mi y todo será distinto, aún me pierdo en su forma de mirar, de abrazarme, gracias a que me esté muriendo por desear estar a su lado, me mantengo viva.
Y lo más triste es que mantengo mi cabeza alta diciendo: Smith, gracias por existir.



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